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Migración De La Ballena Gris

La migración de la ballena gris comienza en Alaska y termina en las costas de México, nadan día y noche sin parar y sin comer durante 2 meses hasta recorrer 8,000 km. Viajan por aguas oscuras y turbias, utilizando para ello un sistema primitivo de ecolocalización como los submarinos; muchas ballenas emiten y reciben sonidos de eco que les permite esbozar imágenes acústicas del terreno submarino para —finalmente— llegar a las costas de México. La distancia que recorre en total (ida y vuelta) es de 16 ,000 km.

9 de las 11 grandes ballenas del mundo llegan a los mares de México, entre ellas la gris y la jorobada. Conozcamos más acerca de la migración de la ballena gris y cómo este fenómeno natural engalana la oferta turística de México.

Qué es la migración de la ballena gris

Observar el paso de la ballena gris en La Paz es una experiencia como ninguna otra en el mundo.

No estamos hablando de ver un par de jorobas en movimiento saliendo por momentos a la superficie, a varios metros de distancia y bajo las peores condiciones climáticas; se trata de un verdadero acercamiento con estos cetáceos bajo un agradable clima y aguas tranquilas en donde las ballenas se encuentran libres de estrés y se dan el lujo de jugar con sus crías, reproducirse y hasta dar a luz.

A sólo dos horas y media de la ciudad de La Paz se encuentra la Bahía Magdalena que alberga al Puerto San Carlos y Puerto López Mateos, dos de los mejores lugares para observar de cerca la migración de la ballena gris. Éstos se encuentran dentro del sistema lagunar por donde transitan durante el mes de enero ésta y otras especies como focas, leones marinos, elefantes marinos, orcas, ballenas azules e incluso mantarrayas gigantes.

Desde La Paz existen turoperadores equipados con vehículos y guías especializados que pueden pasar muy temprano por ti a la puerta de tu hotel y llevarte a vivir una de las experiencias que, sin duda, recordarás toda tu vida.

Migración de la ballena gris y turismo en México

Antes de embarcarte a la aventura asegúrate de ir con el estómago bien lleno, no sólo para cargarte de energía sino como el pretexto perfecto para probar las delicias de la gastronomía de La Paz. Al desayuno no puedes dejar de probar la rica “machaca” de pescado o res (carne seca deshebrada cocinada con cebolla, chile y frijoles) acompañada de tortillas de harina y un café de grano o “talega”, como lo llaman los sudcalifornianos quienes lo toman a cualquier hora del día.

Durante la temporada de la migración de las ballenas, los pescadores rivereños dejan sus redes y se convierten en los mejores guías de turistas que podrás tener pues conocen los mejores sitios de avistamiento y el comportamiento de estos enormes cetáceos.

Migración de la ballena gris y avistamiento de cetáceos

Una vez en la lancha prepárate para una aventura de dos a tres horas durante la cual podrás ver ballenas a pocos metros de distancia de tu embarcación. Si tienes suerte, podrás ver alguna asoleándose en la superficie e incluso algún curioso ballenato se acercará a tu “panga” (embarcación) y podrás tocarlo con toda confianza.

La tranquilidad de la bahía, su alta salinidad y seguridad, libre de depredadores, son el escenario perfecto para poder apreciar a estos gigantes del mar desenvolverse y tomarse el tiempo de enseñar a sus ballenatos a nadar.

La mayoría de los cetáceos tienen un orificio sobe la cabeza; sin embargo, la ballena gris tiene dos, los cuales le permiten inhalar y exhalar su vaporoso respiro de dos metros de altura, que puede escucharse y verse a distancia: este suele ser el primer indicio de su aparición en el horizonte.

Por mucho tiempo, las ballenas grises, debido a la ignorancia y a su gran tamaño, atemorizaban a los pescadores que navegaban en esas aguas, al grado de que les llamaban “Pez Diablo”, entre otros nombres. Cuando llegaban a toparse con ellas golpeaban en sus pequeñas embarcaciones para alejarlas.

La experiencia de observar a la ballena gris en las costas mexicanas

Hace pocos años, y debido a la participación de biólogos y naturalistas, algunas de estas comunidades han comenzado a darse cuenta de la importancia de proteger a estos seres, además de que el turismo ecológico de observación puede ser una buena alternativa para su economía.

El color natural de la ballena gris es el negro, sin embargo, sus manchas grises se deben, en parte, a los pigmentos de su piel así como a los pequeños crustáceos (balanos) que se le adhieren en aguas templadas y que mueren (y se desprenden) en las aguas frías del Ártico, dejando cicatrices que dan a la ballena su apariencia distintiva.

Esta ballena pertenece al orden de los cetáceos y suborden de misticetos (sin dientes), por lo que se alimenta utilizando unas placas flexibles o barbas, las cuales atrapan la comida y dejan pasar el agua.

Estas placas o barbas son de queratina, la misma proteína estructural de las uñas y el cabello humano. Su tamaño es gigantesco, un adulto macho llega a medir 13 metros de largo y pesar 42 toneladas, en tanto que una hembra puede alcanzar los 17 metros y un peso de 45 toneladas. Llegan a vivir de 30 a 40 años, aunque en algunos casos han llegado a los 60.

La migración de la ballena gris, un animal marino extraordinario

Las ballenas son animales increíbles y maravillosos pero, como todo ser vivo, también cumplen un ciclo de vida y mueren. En las aguas del mar, durante su travesía y pese a su enorme tamaño, están expuestas a varios peligros que van desde algún choque con alguna embarcación, enfrentamientos con otros cetáceos, como las orcas, y el motivo que casi las lleva al borde de la extinción: la cacería.

La ballena tiene una larga historia como animal de caza. Los esquimales de Alaska y Siberia, en sus pequeñas canoas y con el uso de arpones primitivos, han cazado ballenas grises por miles de años. Cazar de esta manera no tenía nada que ver con la disminución de la población ballenera.

La ballena gris, su importancia ecológica y los esfuerzos para su preservación

Pero con la creación de embarcaciones más sofisticadas y el uso de nuevas y más eficaces técnicas para la cacería, las naciones balleneras, como Japón, han logrado mermar de una manera impresionante la población de esta especie. Afortunadamente, gracias al esfuerzo de muchas organizaciones y de los mexicanos, las aguas de México protegen a todas las ballenas, convirtiéndose así en el santuario ballenero más grande del planeta.

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